La constancia de ser te traerá aquí una y otra vez. En diferentes situaciones, con diferentes personas, y siempre con el mismo objetivo. El adicto transformará el vicio en determinación, que ahora beneficie a un propósito no del todo maligno para él, sin embargo similar en esencia universal. Siendo la constancia de ser la única fuerza imperturbable en el universo, invencible y omnipresente, que hace que el agua, aún estancada, persista en flujo con la vida en su interior; y en el ambiente se evapore y siga fluyendo por los aires.
Cuando la fuerza más poderosa en el universo sea superada, entonces ¿Qué nos quedará? Es que eso que nos protegía y hacía únicos nos ha abandonado, pensaríamos. Pero no. Nos está llevando con él. Sin embargo, tenemos la decisión de seguirlo o quedarnos en un mundo sin constancia de ser, en el que la mente ha prescindido incluso del agua, y el flujo ya no existe más. Habiendo derrotado los placeres y alcanzado la virtud, el hombre quiere permanecer ahí para siempre. Pero no debe. La creación está furiosa, y no obligará al hombre a seguirla.
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